lunes, 27 de abril de 2009

Jingles de campaña se renuevan y toman fuerte tono rockero

El Observador

Suena la guitarra eléctrica, suena el bajo y la batería. Con los acordes de un rock punk arranca la letra: “El Partido Colorado,victoriosamente va”, repite un cantante que interpreta una nueva versión del himno de esa colectividad política. Luego una voz joven grita “¡Hierro!”, cual rockero en un momento de éxtasis. “Esto tiene que cambiar, ya los vemos gobernando y no los queremos más”, sigue el jingle con ese estilo de rock pesado que apunta a un público tipo Pilsen Rock, según dice uno de sus creadores.

El tiempo de diseñar estrategias,de planear el perfil de la campaña y trazar las grandes líneas hacia las internas de junio comenzó a agotarse. Ahora empieza el tiempo de la pelea voto a voto y, para ello, la publicidad sigue sirviendo de herramienta. Pese a que todavía no está habilitada la posibilidad de hacer propaganda en radio y televisión, la mayoría de los precandidatos ya tiene pronto sus jingles, un instrumento que, en una campaña donde todos quieren ser diferentes, sirve para que las señas de identidad también entren por el oído.

“La forma de diferenciarse es la melodía. Es lo que la hace que tenga personalidad aunque la letra diga lo mismo que otra”, dice Miguel García, director de la productora Mezcal. García se dedica desde hace 30 años a realizar jingles publicitarios de todo tipo y ahora está en plena zafra con la política. Autor de spots famosos como el de “Otro pancho nelo, otro pancho Ottonello”; el de “Larrique Rulemanes”, un clásico en las transmisiones de fútbol; y de jingles como el de Alberto Volonté y su “Manos a la obra”, García insiste en que la melodía es clave porque despierta emociones. “La melodía no es algo racional. En los jingles vos cantás una letra que estás repitiendo sin pensar. Es la melodía la que te lleva”, señala.

“Tarari tararará, qué lindo Lacalle... ¡No! Esa propaganda sin contenido, que yo también supe utilizar,no puede seguir existiendo. Es igual a un aviso de detergente”, tarareó Luis Alberto Lacalle en una entrevista con El Observador en octubre cuando promovía prohibir la publicidad electoral en televisión. Para el ex presidente, que aún no tiene ningún jingle en la calle pero lanzará uno en las próximas semanas, ese tipo de spots vacían de contenido las campañas.

García, autor de la canción que utilizó Jorge Larrañaga en la campaña de 2004 y que reformuló para las internas de 2009, dice que ese spot pegó porque echó mano por primera vez al rock. En los 30 años que lleva en la tarea, recuerda muchos cambios en el estilo de los jingles. Ahora predomina el rock-pop y no corre el jazz o las canciones melódicas lentas. “Se fue para las raíces del rock. Pasa que las generaciones del rockanroll tenemos más de 50 años. Hay que manejar esos códigos. La gente que está fuera del rock es de casi 70 años para arriba”, sostiene.

MELÓDICA, ROCK Y CANDOMBE. Los cuatro precandidatos colorados son los únicos que tienen sus jingles prontos. Además del rock de Hierro, García también compuso la melódica canción de José Amorín. “Somos quienes vuelven a las raíces, que marcaron nuestras vidas. Somos los batllistas, que dejan el alma”, dice el jingle. La canción del novel precandidato Daniel Lamas pide a los colorados “volver a casa”. Con un candombe de fondo dice: “Vos que sos joven ayudame a renovar este partido de una historia sin igual. Jugate amigo, nosotros te esperamos. Arriba corazones y vamos a ganar”.

En el Frente Amplio, el único que tiene jingle pronto es Marcos Carámbula. Es un aire de chacarera la que dice que “se viene Marcos”. Danilo Astori no tiene previsto pedir jingles hasta junio, aunque lo hará en octubre si gana la interna, cuenta a El Observador la publicista Selva Andreoli. En el comando de José Mujica piensan en varias alternativas, pero aún no decidieron si sacarán uno antes de junio. “La definición se tomará en función del avance la campaña”, afirma Néstor Delgado, encargado de propaganda del MPP. Todo hace prever que en los próximos meses las melodías sonarán tanto como las promesas.

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